Adios a un librero

Miguel Ángel Morelli

El pasado 22 de agosto falleció Miguel Ángel Morelli, de Ramos Librería Infantil y Juvenil, de Quilmes. En su homenaje, dos referentes del libro le dedicaron unas palabras. Por un lado, Carlos Morón, librero también y Protesorero de la Fundación El Libro y por otro, Hugo Levín. Compartimos ambas cartas a continuación, y enviamos nuestras condolencias a sus seres queridos.

Ante la muerte del querido librero Miguel Ángel Morelli

Hoy amaneció todo gris, ¿cómo puede ser si el sol brilla en lo alto y no hay ninguna nube a la vista? Si en la tele, no dejan de decir que permanecerá todo el día soleado y sin embargo miro y no puedo ver a través de la niebla, hago fuerza, pero se me sigue oscureciendo la vista.

No me salen las lágrimas, no estoy tan “de-construido” como quisiera en estos tiempos, para que aparezcan, sin embargo se que me pasa: se fue un amigo, sí… sí, era un librero, pero primero un amigo. Claro no todos conocían a quien falleció hoy, si lo hubiesen conocido se sentirían por lo menos en parte como yo, y debe haber muchos que en este momento sienten lo mismo.

Falleció Miguel Morelli, dueño de Librería de Ramos en Quilmes, todos los de esa zona y los que tienen algo que ver con el libro, saben de quien hablo: periodista, claro, los miles que los escucharon o leyeron sus notas también saben de quien hablo; escritor, los que leyeron sus poemas o cuentos desde ya, que saben.

A Miguel lo conocí allá por 1978, él 23 años, yo 22 y aunque tenía en mi haber 3 años de librero, él ya me sacaba clara ventaja en experiencia y conocimiento, sus consejos me ayudaron mucho para que todavía permanezca en este oficio. Todavía me río porque fue él, el que me hizo conocer a Orwell, ¡yo era librero y yo nunca había escuchado de ése señor! Cómo no recordar esas largas charlas cuando me contaba de su Coronel Suarez natal, o hablábamos de nuestros hijos, niños en ese entonces.

La vida nos fue llevando por diferentes caminos, pero siempre estuvo ese lazo, como olvidar esa frase, simple pero contundente, cuando me enteré que iba a ser abuelo, para graficarme lo maravilloso e inexplicable de ese sentimiento, y me relató que mirando un partido de fútbol su nieto al ver que el delantero erraba el gol se paró ante el televisor y le dijo:” ¡no! ¡tenías que pararla de pecho y darle de bolea!”. Ese momento de comunión, esa misma pasión, esa impronta que podemos dejar y que nos regala la vida, la llevo presenta en cada entrenamiento en la que acompaño al mío. Solo un abuelo, sabe de lo que estoy hablando.

Claro, estas palabras no se tratan de mí, sino de vos Miguel, pero no puedo hacer una semblanza de lo que fuiste, sin relatar lo que me sucede con vos y la puta, esta enfermedad de porquería te llevó, aunque todos creemos que estamos a salvo, pero vos estarás siempre en mi corazón y en el de muchos más.

No importa, o un poco tal vez, todo lo maravilloso que fuiste como profesional, librero, periodista, escritor o para ser más justo, pongamos escritor primero como te gustaría. Importa el maravilloso ser que fuiste. Tu compañera y tus hijos que estarán en estos momentos desolados, con el tiempo se sentirán afortunados de poder haber estar a tu lado, de ser la primera línea de tus afectos, de poder atesorar los recuerdos y vivencias que dejaste. Vayan mis abrazos y afectos, el de todos los que lo conocían y lo querían, son tantos los que quisieran dárselos que es imposible nombrarlos.

No puedo despedirme Miguel, al fin afloran las lágrimas, quiero decirte aunque no puedas leerlo, todo lo que te quiero.

Gracias por todo

Hasta siempre compañero.

Carlos Morón. Librero. Protesorero de la Fundación El Libro.


“LA POESIA NO SE VENDE, PORQUE LA POESIA NO SE VENDE”. 

Este verso, que yo atribuía a Cesar Vallejo, y que ayer Guille Piro me corrigió y es de Guillermo Boido, era hace ya 43 años el mejor ataque y la defensa de Miguel Ángel Morelli. Lo conocí allá por 1977. Era un joven poeta con ínfulas de actor. Entro a trabajar a la libreria Galerna de Talcahuano. Creo que compartía el trabajo con otro joven escritor, que también se nos fue, el turquito Jorge Manzur. En ese tiempo ya escribía mucho, tenía nostalgias de su Cnel. Suarez natal, jugaba mucho y bien al ajedrez, era un fanático admirador de Cesar Vallejo y estoy casi seguro que hasta actuó en alguna obra del offbuenosaires. Esa librería cerró y el paso a trabajar en la Distribuidora, como vendedor en la zona sur del GBA. Además, era un puntal en el armado y atención de nuestros stand en las ferias del libro de esos años. Ya era padre de su hija Verónica y al tiempo nació su hijo Facundo. En 1980 se público en Galerna su primer libro “Piedra blanca, sobre piedra negra”. Allá por el 84, se unió a Viviana, su compañera hasta su muerte, parte de la familia propietaria de la Libreria Ramos de Quilmes. Comenzó allí una extraordinaria labor como librero y como animador cultural. En el año 1989 se publica, también en Galerna, “Los signos de fuego”. Luego publicó “Fragmentos de un cielo impenetrable”, “Humanos casi humanos”, “ Despojos”, “Una sombra maldita” y “Borges y el libro de los libros”. Escribió en numerosas revistas literarias y participó activamente en el mundo cultural de la zona. Tuvo un programa radial “El vampiro urbano” donde desfilaron numerosos  autores, editores y libreros. Desde el sello Tiempo Sur realizo una gran tarea de difusión de la cultura zonal. Era un gran amigo de sus amigos. Su sorpresiva muerte el 22 de agosto a causa del virus Covid19, ha conmocionado al mundo literario y librero que lo llora y lo lamenta.

Hugo Levin

3 comentarios en “Adios a un librero

  1. Un día muy triste, se fue Miguel, lo mucho o lo poco que aprendí del oficio de librero me lo enseño EL , fue mi primer trabajo en el rubro.
    Últimamente estábamos alejados, pero siempre con un buen recuerdo.

    1. Me sumo con mi tristeza a esta mala noticia. Te envio un fuerte abrazo Miguel y que descanses en paz , rodeado de los libros que amabas .

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