81 años después de su fundación, una de las librerías más reconocidas de Buenos Aires bajó las persianas por última vez. La deuda de 500.000 pesos en el alquiler del local determinó el desalojo y cierre, y el despido de sus diez trabajadores.
En noviembre del año pasado, Alejandro Monod, viudo de Natu Poblet debió ser hospitalizado por problemas cardíacos. Desde ahí se hizo cargo de la librería, pero la deuda resultó insostenible. “En diciembre, intentamos saldar la deuda y pagar unos meses de alquiler por anticipado con unas propiedades, pero el juicio ya había sido ganado por el dueño del local y después de la feria judicial se aceleró todo” manifestó Monod a La Nación, y agregó que en un mes se sabrá si es definitivo.
La librería fundada en 1938 por Francisco Poblet, y estuvo a cargo de Natu Poblet hasta su fallecimiento en 2017 “sobrevivió” a distintas coyunturas muy difíciles que tuvo nuestra historia. Si la fantasía de Medianoche en París fuera posible, del otro lado de esa puerta que hoy cerró nos encontraríamos a Manuel Mujica Lainez, Alejandra Pizarnik, Arturo Jauretche y Juan José Hernández, entre tantos otros y otras protagonistas de la rica vida cultural porteña.
Cuando una librería cierra, no sólo deja de funcionar un comercio, también deja de expresarse nuestra cultura. Esta es la realidad de muchas librerías en nuestro país que, al margen de los cambios tecnológicos, no pueden afrontar las implicancias de sostener un negocio que depende de ese “resto” que los bolsillos hoy ya no tienen.