El pasado viernes nos dejó un hombre con trayectoria en el libro de nuestro país, y aquí compartimos las palabras de dos referentes de la edición argentina, a quienes mucho agradecemos por facilitarnos la publicación.
Agradecemos también la calidez de las palabras de los amigos y las amigas que dejaron un comentario. Seguramente llegará hasta los familiares de un ser tan querido como Serrano.
La noche del 30 de junio falleció Carlos Serrano, personaje del libro en Argentina, corredor/viajante, librero, editor y gran amigo de sus amigos, muchos de los cuales compartimos con el la vida en el sector editorial en todos sus aspectos durante muchos años. Carlos empezó su largo itinerario en el gremio como cadete de “Librerías Fausto”, con apenas 14 años. Incorporó a ese trabajo a su amigo del barrio y de adolescencia José Luis Retes, que con el tiempo se convertiría en titular de la firma. Pasó luego a trabajar en diversas empresas del sector como vendedor y sobre todo viajante; entre otras muchas, en Plaza y Janés. Cuando el mundo editorial argentino vivió uno de sus momentos mejores a partir de fines de los 60′, integró un conjunto de viajantes, muy amigos y solidarios entre ellos (viajaban juntos, se alojaban compartiendo gastos), que fueron abriendo el mercado del libro al interior del país, apostando a la creación y el apoyo de nuevas librerías sobre las huellas que iniciaban editoriales y distribuidoras como “Tres Américas” con Isay Klasse, Macedo y el Nacho Borean. A riesgo de olvidarnos a muchos, mencionamos entre ellos a Roberto “Chiquito” Barroso, Guerra, Siffredi, Atilio López, Cacho Galos, o el negro Villar, para mencionar solo algunos de los que “partieron”. Ya en los 80′, sin abandonar sus viajes por cuenta de terceros editores, empezó a desarrollar sus sellos “CS Editor” y “Los creadores” y funda la librería “Los Creadores” en la Avda. Callao de Buenos Aires. Durante los 90′ y tal vez en su plenitud, en la vida y en la actividad editorial, sufre el golpe (junto a Lina, su compañera de siempre), de la muerte de su querido hijo Gabriel y su nietita, golpe que junto a los avatares de la economía argentina de entonces lo llevan a perder su empresa. Pese a ello, Carlos -que no fue hombre de “caerse a la primer trompada”- se recompuso con los años, sobre la base del trabajo y de la astucia y talento que lo identificaban y que le permitieron seguir buscándole la vuelta a la vida, contribuir al sostenimiento de su familia y acompañar orgulloso el crecimiento de los hijos de Marcela, hija tan querida, sus queridos nietos, ambos hoy profesionales universitarios. Durante los últimos años y como un pibe, nuevamente, volvió a trabajar como corredor, con toda su desbordante alegría, su caballerosidad que recuerdan quienes trataron con él, en Galerna primero y luego en Galerna/Qué Leer, editando también algunos de sus clásicos “long sellers” como las obras del Gral. Perón, riéndose de sus dificultades para jubilarse por la falta de los aportes en muchas de las empresas en las que trabajó legalmente. También esta una historia muy argentina.
Carlos Serrano fue el hombre de las mil anécdotas, tiernas, violentas, ridículas, risueñas. Todos los géneros. Entre las muchas que atesoramos elegimos una: habíamos con un grupo de argentinos invitado a visitar la Feria del Libro de Buenos Aires a un grupo de jóvenes autores cubanos que habían ganado el “Concurso Pinos Nuevos”, que también auspiciamos. Una noche y luego de la gran presentación en la Feria, en la que nos honró con su participación el maestro Osvaldo Pugliese con toda su orquesta, fuimos a cenar al Restaurant Arturito, el viejo, en calle Pavón y Chiclana, Parque Patricios, donde cantaba Luisito Cardei, acompañado por Antonio Pisano. Aprovechamos para decir que con Carlos y Elvio Vitali, habíamos editado su primer CD y propiciado su llegada a la calle Corrientes. Seguimos. Promediando la velada, los jóvenes cubanos recitaron algunas poesías, invitados por Luis. El lugar facilitaba ese tipo de participación. En esa situación, de entre una barra a la que no le caíamos bien -por risueños, por cubanos, por esto o por lo otro- empezó a provocarnos un gordo joven y de físico importante. El boliche estaba lleno, nosotros estábamos acompañados por chicas e incluso mujeres grandes de edad, que habían contribuido al viaje de los cubanos, e intentábamos dejar pasar las provocaciones. En eso desde el fondo del local sentimos la inconfundible voz de Carlos Serrano (a quien no habíamos visto al entrar) que aproximándose dice “¿no te parece que les estás faltando el respeto a las señoritas y a las señoras?”. El provocador detiene su verba y dirigiéndose a Serrano le dice que no, que era una broma, que no había problema, que le diera un abrazo. “Mejor así” dice Carlos y se acerca al prometido abrazo. Llegados a este, el gordo le tira un cabezazo asesino que Carlos (lector, caballero antiguo, apreciador de los buenos perfumes y las pilchas, comedor de ostras o de mortadela, según viniera la mano) estaba por supuesto esperando, porque era además un gran peleador callejero. Dio un violento paso atrás, sacó una serie de manos que impactaron en panza y cabeza del taimado y… muñeco al suelo, desmayado y sacado en andas por cuatro de sus compañeros. Para no aburrirlos sintetizamos: a la hora el gordo volvió para la reconciliación, con las mismas intenciones y el mismo resultado. Y con las disculpas de Carlos a la mesa “por el mal rato”. Entre los jóvenes, grandes autores cubanos hoy, quedó un recuerdo muy fuerte de esa noche de tangos en un bodegón de Buenos Aires y de ese guapo, hombre del libro como después supieron, que copó la parada como sintió debía: Carlos Serrano.
Fue Carlos gran animador de los torneos de fútbol del libro que organizaba el querido Aníbal Gómez del Valle (librería “El Ave Fénix”) y de las tenidas nocturnas que durante años sostuvimos con muchos amigos en diversas canchas de la ciudad. Era un jugador terco, fuerte, risueño, jodón, calentón. Sus choques con Manuel Pampín tenían la energía del encuentro de dos locomotoras de frente. Recordamos entre tantas situaciones, la pica con Raúl Fortín, gran ilustrador/dibujante argentino y calentón también. En la cena, ya duchados, momentos inolvidables con la chispa de Carlos Serrano y de los que compartíamos esos momentos, los hermanos Basílico, Roberto y Luis, Elvio Vitali, Osvaldo Dubini, Aníbal, ya mencionado, El negro Julio Mora, Jorge Garrido, Carlos Samonta, José Seta…
Tal vez “arriba” lo esté recibiendo “Saint Germain” (del que editó más de diez tomos), el santón,
que algunos mal hablados dicen que fue hijo de su imaginación editorial y la pluma de su entrañable amigo y gran personaje también, el petiso Eduardo Suárez (“Edouard Suaré”, entre otros seudónimos literarios). O quizás la recepción se la brinde su gran amiga (y gran librera) Leticia Groppo, tía de Gladys y Miguelito Abelleyro que acompañaron a Carlos hasta el final.
Finalmente, hacemos este “recordatorio” de Carlos Serrano, lagrimeando y riendo, en nombre de la larga lista de amigos, muchos de los cuales (sobre todo los del interior) se enterarán tal vez por este medio.
Hugo B. Levín y Aurelio B. R. Narvaja
Un recuerdo muy grande para Carlitos con quien comparti años de trabajo y en estos últimos años innumerables cafes y almuerzos frente a mi librería. También recuerdo los asados y partidos que organizaba Anibal, en el cual participabamos con el equipo de Tesis, como asimismo los viajes a las ferias del libro y las largas charlas que teníamos.
Te recordaré siempre Carlitos.
Carlos Arzadun
Una gran obra recordatoria en honor de un “caballero” del libro. Adiós a Serrano, al que no conocí y gracias a Levín y Narvaja por la enternecedora nota.
Piedra Libre libros-San Juan
Grandes palabras para un grande del libro Carlitos Serrano amigo de sus amigos tengo cantidad de recuerdos y anécdotas que compartimos en viajes al Liber y a nuestros recorridos por Francia Italia y Alemania .
Anécdotas que le encantaba que se las recordase , pues formaban parte de una gloriosa época de su vida.
La última vez que nos vimos , en el sanatorio no nos despedimos , solo una mirada cómplice.
A Carlos bien le va el conocido tema “a mi manera” porque vivió así con su personalidad (bien detallada por dos viejos conocidos mios como Levin y Narvaja) y sera recordado por esa anécdota (tambien noqueo a un Gerente de un conocido banco, mientras le decía a su secretaria “llévenlo a hacerlo ver por un traumatólogo, porque esa mandíbula con hielo solo no se cura) y tantas otras que tenemos los Libreros a los cuales visito en su gran cantidad de años en el oficio, ya estará armando partidos y tertulias alla arriba con todos los que ya “se tomaron licencia” dentro del ámbito de la comercialización del libro.
Mis repetos a su familia y desde ya un abrazo condolido
Carlitos: Te conocí en el año 2004 cuando recién ingresaba a la Galerna de Hugo B. Levin y el primer dia que salimos juntos a recorrer las librerías me di cuenta que sería una experiencia única conocerte. Trabajamos 13 años juntos, fuimos compañeros y a pesar de la diferencia de edad, me hiciste aprender que no hay diferencias en la amistad…se fue un grande de los grandes de verdad! tengo mil anectodas tuyas y otras tanto juntos….las guardo en mi corazón para siempre! Nos estamos viendo….pero me vas a tener que esperar porque me falta bastante todavía..hasta siempre amigo. Fernando Lefevre.
Viejito lindo… alegrando siempre con sus ocurrencias, anécdotas, tan caballero como compañero de trabajo con una flor o un chocolate y a la vez acompañando el gesto con una frase triple xxx jajaja.
Como se te va a extrañar… cuesta creerlo.
Un beso al cielo para el último romántico que le cantaba a la luna.
Viejito lindo…
Que divertido eras!, como alegraste tantas mañanas, preparar el primer mate para que siempre me lo saques de las manos! …
Y el clásico… cada vez que llamabas por teléfono a la oficina era porque algo habías perdido y Fer tenía que hacer la denuncia… el talonario de recibos, el portafolio, el celular, el auto!, nunca dejabas de sorprenderme!
Tan caballero… con una flor, un chocolate, y a la par un comentario subido de tono que me hacía poner de todos los colores!
Cuanto se te va a extrañar!, pero tu infinidad de anécdotas te va a mantener vivo acá con nosotros todos los días.
Un beso al cielo al ültimo romántico que le cantaba a la luna.
Ese personaje que queríamos todos, a mi me vio crecer en el ambiente del libro.
Una tristeza grande, buenas viaje Serrano.
Carlitos cuanta tristeza tu pérdida..te recordaré siempre como ese tío bien perfumado, pintón, super generoso, gracioso y caballero que fuiste. Me quedo con miles de recuerdos tuyos.
Te abrazo con el alma;
Sofi
Te recuerdo Carlos. Me apena que no estés, pero así es la vida. Hiciste mucho por esta hermosa tarea del libro. Te mando una abrazo postrero con mucho afecto. Juan Denava.
Carlitos, querido amigo, que noticia tan triste tu partida, dos veces trabajé contigo en Callao, allá en los inicios de los 80 y comprobé que eras tan temperamental y tan bueno y fiel como pocos, solidario y rebelde, calenton y guapo… me quedo con tu saludo en Lambaré en 2009…… fué nuestro último encuentro.
Buen viaje, hermano de la vida.!!
Que tristeza Carlitos una gran persona q conocí y trate en el libro,q en paz descanse y un beso grande a la flia.Marta
Carlitos!!!!………buen viaje genio……………cuantos años compartidos en Galerna…cuantas anécdotas….perdías talonarios, celulares,llegabas y dejabas la cobranza y las rendiciones patas para arriba pero eras un divino total……….Recuerdo la vez que te llevaste un auto idéntico al tuyo del garage de Lambaré y no te habías dado cuenta hasta que te llamamos porque su dueño lo reclamaba…tu respuesta fue …que se lleve el mio que estoy lejos y mañana se lo devuelvo!!!!!!!Un tipazo con mayúsculas!!!!Beso al cielo.
Carlitos, grande de los grandes, fuimos compañeros de trabajo unos 4 o 5 años, tiempo suficiente para haber aprendido mucho de vos. Tu alegría siempre nos invadía a todos y tu partida nos entistrecio de igual manera. Se te va a extrañar horrores viejito. En lo personal doy gracias a la vida por haber permitido toparme con un viejito sabio, carismático, y buena persona como lo fuiste vos. Que en paz descanse charly
Buen viaje tio mio te amo desde mi alma te voy a extrañar mucho voy a extrañar los almuerzos cuando pasabas por la libreria a buscarme que descanses te amo tio..
Charlie querido, te nos adelantaste un paso (nuevamente) en el viaje que vamos a emprender todos algún día. Muchos años de amistad, librerías, noches con el “taca” Miralles viendo a Luisito Cardei en Arturito, cenas en el Dorá, en tu casa, cafés y anécdotas que no hacen más que venir a mi mente y recordar el gran tipo que SOS. Acá, allá o donde sea. SIEMPRE.
Carlos,como dice Alberto Mateu, te adelantaste, siempre quisiste ser un ganador, pasamos miles de Km juntos, muchas fiestas de fin de Año juntos a nuestras familias, muchas vacaciones, en fin, toda mi familia te recuerda, mis hijas siempre te tuvieron como el tío Carlos .En momentos muy importantes de mi vida estuviste. Dejaste muchos amigos, yo entre esos.
Te recordaré siempre, jugando al futbol hace mas de 30 años , como interminable reuniones , cenas y algo más. Tus historias y anecdotas fueron y serán inolvidable . Hoy seguramente estarás con seres queridos cuidandolos como hiciste siempre.
abrazo.
Chau Carlitos, quedan en el recuerdo de mi infancia los viajes que junto a Leticia y Jose Luis hicimos junto a mi padre, tu gran amigo el petiso, por todo el pais, vacaciones que nunca voy a olvidar.
Fuiste el gran amigo de mi viejo y el unico que de vez en cuando me venia a visitar.
Espero que se encuentren alla arriba y vean la forma de editar algun tomito mas del Conde de Saint Germain…
Carlos:
un honor haber trabajado con vos y haber aprendido mucho de la vida y del negocio de los libros. Un gentleman siempre, en las buenas y las malas, un caballero que se bancaba la que viniera… con una sonrisa, perfumado y con la barba perfecta todos los días de la vida. Innumerables Ferias compartidas, miles de situaciones y recuerdos.
Gracias por todo y descansá, que vos sí que la viviste de todos los colores!!
Hasta siempre!
Tio Carlos, carlitos, charly, Serrano cuantas cosas significaste en mi vida, desde va-
caciones compartidas con mi viejo, de ser compañeros del mismo equipo en esos
partidos épicos del KDT, de tenerte como proveedor y de socio con Gabi con quien
pronto te reencontraras, el libro se queda sin tu presencia pero queda tu leyenda, la del genio, el rebelde, el creador, el calenton, el loco, el jugador, el amigote y alguien que vivió intensamente sin guardarse nada y ese era el sello de quien eras, gracias por todo te extrañaremos
Inolvidable.